Puedes ser una buena candidata si estás sana, tienes expectativas razonables y conoces los riesgos del procedimiento.
Por otro lado, es posible que no seas apta para la cirugía si tienes problemas de salud, como diabetes, presión arterial alta, trastorno hemorrágico, enfermedad cardíaca o depresión.
También si tienes exceso de peso o fumas o bebes demasiado alcohol, es posible que no seas una buena candidata para la cirugía.
Antes de la cirugía, tú y tu cirujano deben hablar en profundidad sobre tu salud, tu estilo de vida (incluido el ejercicio, la bebida y el hábito de fumar), cualquier condición que tengas y cualquier medicamento o suplemento que tomes. Esa discusión te ayudará a saber si la cirugía es una buena opción para ti.
Asegúrate de decirle a tu médico todo lo que tomas, incluso vitaminas y productos herbales que no requieren receta médica. Algunos de éstos pueden afectar el riesgo de sangrado o interferir con otros medicamentos usados en la cirugía.